Dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por primera vez por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972.
En los últimos 50 años, la celebración ha llegado a convertirse en una de las plataformas mundiales con mayor alcance en favor de las causas ambientales. Decenas de millones de personas se han sumado a participar de manera virtual y presencial en actividades, eventos y todo tipo de iniciativas alrededor del mundo.
Nuestras tierras. Nuestro futuro.
Los ecosistemas de todo el mundo están en peligro. Desde bosques y tierras áridas hasta tierras agrícolas y lagos, los espacios naturales de los que depende la existencia de la humanidad están llegando a un punto de no retorno. Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial. El número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000 y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050.
Beneficios socioeconómicos de la restauración de la tierra.
Los beneficios económicos de la restauración de la tierra, se incluyen su impacto en la reducción de emisiones y la prevención de la pérdida de biodiversidad, podrían ser significativos y ascender hasta los 140 billones de dólares al año, lo que supone un 50 por ciento más que el PIB mundial del año 2021. Si utilizáramos sólo 1,6 billones de dólares de los 700.000 millones de dólares que se destinan al año a ayudas para las industrias de combustibles fósiles y la agricultura durante los próximos diez años, los países podrían restaurar unos 1000 millones de hectáreas de tierra degradada, lo que equivale a una superficie del tamaño de Estados Unidos o China, incluidas 250 millones de hectáreas de tierras de cultivo.
El tiempo se acaba y la naturaleza se encuentra en situación de emergencia. Para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C este siglo, debemos reducir a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030. Si no actuamos ya, la exposición a aire contaminado aumentará en un 50% en esta década, mientras que los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040. Pero estas no serán las únicas consecuencias, le seguirán muchas más.
«Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración».